En la anterior entrada, conté las cosas que ocurrieron hasta el sábado, lo cual es una pena porque el domingo fue también un día maravilloso. Así que, sin más dilación, paso a relatar la cosa tan interesante que hicimos ese día. Decidimos organizar una especie de cena internacional; cada uno de los participantes tendría que preparar un plato típico de su país y compartirlo con los demás. Además de poder descubrir la gastronomía de todos los países representados en esta residencia, que puedo asegurar que no son pocos, fue una bonita excusa para cenar todos juntos y compartir nuestra comida. La verdad es que todos los platos que probé eran exquisitos y disfruté mucho de la compañía. El único problema que le encontré es que probando tantas cosas distintas todos acabamos comiendo más de la cuenta y eso no es algo recomendable antes de ir a dormir. Opino que para la próxima vez, podemos hacer una serie de dos cenas internacionales y en cada una de ellas cocinará la mitad de la gente.
En la tercera entrada de este blog os hablé de una actividad llamada Café Cultural y que se repetiría cada dos semanas. Pues ya está confirmada la sesión de la próxima semana, que seguirá siendo un martes y en esta ocasión, hablará un grupo de gente del Reino Unido. Al ver que esto empezaba a funcionar, me entró una envidia tremenda y me decidí a organizar un Café Cultural sobre España para mostrarle a todo el mundo que mi país es guay. Esta semana he intentado juntar un pequeño grupo para llevarlo a cabo y he conseguido un equipo de cinco personas.
El martes fui con Amit al Decathlon porque estábamos con muchas ganas de jugar al fútbol, pero por supuesto nos faltaba un balón, y yo también quería unas botas. La verdad es que es muy difícil llegar al sitio, y la mejor forma es ir directamente desde la universidad, así que eso hicimos. Y después de eso, llegó la fiebre, que es la razón del título de esta entrada. El mismo día que compramos el balón nos fuimos a un campo que hay detrás de la residencia para probarlo. Para el día siguiente, el miércoles, habíamos organizado un partido de fútbol con los españoles, aunque al final no pudimos jugar. Ayer sábado, salimos cuatro chicos de la residencia a jugar un rato en el mismo campo, y hoy domingo, por la mañana, hemos estado jugando un partido con un grupo que queda para jugar por aquí todas las semanas.
Aparte de estudiar mucho y jugar mucho al fútbol, la otra cosa interesante que he hecho esta semana ha sido una visita en condiciones a Lausana. Ya había estado tres veces en Lausana (una de ellas fue para una fiesta así que no cuenta como visitar la ciudad), y la verdad es que había aprovechado para ver muchos de los lugares más importantes y entrar en gran cantidad de museos. Sin embargo, me apetecía visitar la ciudad a mi manera. Me cogí una lista de sitios interesantes y fui uno a uno por todos para asegurarme de no dejarme nada importante sin ver. Por el camino, descubrí una tienda de comida japonesa, y me compré un té. Además, le eché un ojo para ver qué productos pueden interesarme en el futuro. Sólo por este descubrimiento ya mereció la pena la visita, pero entre otras cosas, accedí por primera vez al interior de la catedral de Notre-Dame.
Y lo que toca después de hacer tantas cosas chulas es obviamente aprovechar lo que queda de domingo para estudiar y terminar toda la tarea que tenía pensada para este fin de semana. Además, debería empezar a preparar mi presentación sobre España para el Café Cultural de dentro de dos semanas. Para un futuro cercano, ya tengo planeados una fondue y dos conciertos, aparte del Café Cultural de la semana que viene y el próximo en el que tendré que exponer. Hablaré sobre ello en entradas venideras.
Las fotos de esta semana (¿cómo no?) son de Lausana, se trata de una selección de las fotos que tomé el viernes.
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