Una de las cosas que más llaman la atención de este pequeño y precioso es país es la cantidad de lenguas que se hablan. Si bien en España también existen multitud de lenguas, poseemos una lengua común a todo el territorio y cualesquiera dos personas educadas en España pueden conversar entre sí con su lengua materna.
Para poneros en situación, en Suiza se hablan principalmente el alemán, el francés y el italiano. También existe otra lengua de origen romance, llamada romanche, que es hablada por unas 50 000 personas, y actualmente se restringe al cantón de los Grisones. Este cantón tiene frontera con Austria e Italia, y por ello se hablan tres lenguas en él: el romanche, el alemán y el italiano. Las cuatro lenguas mencionadas son las lenguas oficiales de Suiza.
Cada suizo, según la zona en la que nazca, aprenderá una de las lenguas oficiales como lengua materna y las clases de la escuela se impartirán en ese idioma. Además, es obligatorio aprender una segunda lengua de las oficiales de Suiza, así como el inglés. Y la forma de enseñar los idiomas debe de ser muy buena porque todos los suizos se suelen desenvolver con bastante soltura en varios idiomas. También tiene que ayudar el hecho de criarse en un entorno en el que aprender varias lenguas es esencial. Puedo afirmar, por experiencia, que es normal en Suiza hablar con fluidez cuatro lenguas. Si en España alguien habla fluidamente tres lenguas puede presumir pero aquí es el mínimo exigible.
Y para complicar más las cosas, y como es de esperar, el alemán, el francés y el italiano que se hablan aquí no son idénticos a sus versiones "estándar" de los países vecinos. En el cantón de Vaud, donde me encuentro yo, se habla francés, y salvo algunas sutiles diferencias es el mismo que se habla en Francia. En el caso del alemán y el italiano no he podido experimentar las diferencias, pero al parecer el italiano de Suiza tampoco es difícil de entender para un italiano.
El lío viene con el alemán, ya que aunque el alemán de Alemania y el de Suiza comparten obviamente la base, la comunicación entre un alemán o austriaco, y un suizo puede no ser sencilla. Por lo que he leído al respecto, los suizos que hablan este dialecto del alemán incomprensible para los alemanes se sienten orgullosos, y no es de extrañar porque en un país en el que casi todo el mundo habla lenguas que nacieron en otras naciones, tener esa seña de identidad mola. Sin embargo, el alemán suizo no se suele escribir (quizás en WhatsApp y otras situaciones informales) y las personas que nacen en zonas de habla no alemana y aprenden esta lengua en la escuela, aprenden el alemán estándar. Al final, puedes nacer en Lugano, tirarte tu vida estudiando alemán, conseguir un buen nivel y al llegar a Zúrich no entender nada.
Creo que esta convivencia de distintas lenguas es una bonita seña de la confluencia de distintas culturas que existe. Todo esto lleva a muchas curiosidades como que las leyes se publiquen en varios idiomas, que en el Parlamento sea imprescindible la interpretación simultánea o que los suizos parezcan siempre preparados para hablar en cualquier idioma. La lengua más hablada es el alemán y por las peculiaridades que tiene este alemán en concreto, es un motivo de orgullo nacional. Después de conocer esta situación, creo que es inevitable que siga existiendo esta diversidad lingüística, y es algo que celebrar porque es muy característico de aquí. Sin embargo, opino que desde el Gobierno Federal se debería dar un gran impulso al romanche, que es el verdadero idioma autóctono y no debe perderse. Por ser una lengua romance, no es difícil para los que tienen como lengua materna el francés o el italiano, y para una persona educada en alemán es igual de difícil que aprender italiano o francés. Así que, por qué no, podría establecerse como lengua franca de Suiza. Además, tengo que decir que es una lengua preciosa.
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