Como dije en la última entrada, he pensado que sería muy bonito que la última entrada del año de este blog, se dedicara a repasar todo lo que he vivido en Lausana. Me parece interesante comparar las expectativas con la realidad, analizar la calidad de vida, si recomendaría a alguien venir aquí, qué consejos podría dar...
Las razones por las que decidí venir a Lausana están en la primera entrada del blog. Desde hace mucho tiempo, Suiza me encanta como país. Como alemán no sé y francés sí, venir a la parte francesa me parecía el plan perfecto. Además, el lago Léman es una maravilla, al igual que la ciudad de Lausana, que además es pequeña, cosa que me viene muy bien porque no me gustan las grandes ciudades.
Tras tres meses aquí, he sustituido toda esa imagen fantasiosa que tenía de Suiza por una realidad muy concreta. Todos los paisajes que veía en fotos sobre este país se corresponden muy bien con lo que hay en la realidad, con la ventaja de que verlo directamente es mucho más impactante que verlo a través de fotos. Me parece demasiado increíble estar paseando por Lausana y que entre los callejones se vea el lago Léman con los Alpes; no querría acostumbrarme a eso y darlo como algo normal, porque es maravilloso. Lo de que Lausana sea una ciudad pequeña es un puntazo, sí. Pero lo sería sobre todo si viviera en Lausana y si la EPFL estuviera en Lausana. Al final, la situación en la que me encuentro es que mi casa y mi universidad no están cerca del centro de Lausana, así que tengo que desplazarme diariamente entre tres sitios para estudiar, descansar y mi ocio. De todas formas, el tamaño de la ciudad y el hecho de que sea tan bonita y tranquila es genial para pasear y relajarse.
Otra cosa que me encantaba del sitio era el prestigio de la EPFL. Tengo que decir que me está gustando mucho la universidad y creo que estoy aprendiendo mucho. Los profesores son muy buenos y todo está muy bien organizado. Ni que decir tiene que tengo que trabajar mucho y son muy exigentes, pero soy ambicioso y sé que esta es la única manera de ser bueno en algo. Además, sigo teniendo tiempo libre.
En cuanto al dinero, no puedo engañar a nadie, Suiza es el país más caro de Europa. Afortunadamente, tengo una beca y mis gastos son comparables a los que tenía en Granada. Otra cosa sería si no tuviera la beca. Creo que me puede venir bien para aprender a gestionar los gastos y es una parte más de la experiencia.
En cuanto a la residencia, creo que es la parte del intercambio que más gratamente me ha sorprendido. Imaginaos, había visto que la residencia está a 20 km de Lausana y yo estaba pensando que iba a tardar dos horas todos los días en llegar a la universidad, que no iba a tener vida social porque no podría ir muy a menudo a la ciudad... Al final, hay trenes directos desde Morges hasta Lausana que tardan menos de quince minutos, así que normalmente no es un problema llegar. Para ir a la universidad tardo menos de una hora, lo cual sigue sin gustarme, además de que siempre he tenido la costumbre de ir al colegio, al instituto y la universidad a pie, y me encanta ese paseo matutino (en vez de tener que apretujarme en un autobús). Sin embargo, no tardo tanto en llegar como había imaginado al principio, y es algo perfectamente soportable. Quizás por estar tan apartados del mundo, y seguramente también por no ser muy numerosos, todos los que estamos en la residencia nos llevamos muy bien, hacemos nuestras fiestas aquí, y sin necesidad de ir a Lausana ya tenemos nuestra vida social en Morges. El ir ocasionalmente a Lausana, cosa que me encanta y hago casi todas las semanas, es un añadido.
Hablando ahora de idiomas, Suiza es el país polígloto por excelencia. En esta región, el idioma oficial es el francés, pero absolutamente todo el mundo tiene muy buen nivel de inglés, y lo normal es que en alguna lengua más. No es difícil hacerte entender con la gente para nada. A pesar de todo, mi consejo, independientemente de donde vaya uno, es que si se va vivir un año en un sitio, hay que aprender el idioma local sí o sí. En el caso de un Erasmus, si no se tienen conocimientos previos del idioma, estudiar el año anterior o durante el verano intensivamente y terminar de perfeccionar en el sitio. Cuesta un poco de trabajo, pero creo que es una forma de integrarte más en el nuevo país y una muestra de interés por su cultura. Además, el francés no es el idioma más difícil de aprender para un español. Conozco gente que aprendió un poco de francés durante el verano sin tener conocimientos previos y ahora mismo sabe hablar bastante bien, así que todo es ponerse.
Si tengo que hablar de cosas que se pueden hacer fuera de la universidad, le pondría un 10 a Lausana. No soy el mayor fan de las fiestas, pero en la zona del Flon hay miles de discotecas y pubs donde pasar la noche. El único pero serán los precios. Y hablando de lo que más me gusta, hay muchos museos, miles de conciertos, en la propia universidad organizan eventos interesantes, la ESN está siempre montando actividades... No me da tiempo a hacer todo lo que querría. Además, si eres estudiante y estás un poco atento, la mayoría de estas actividades son baratísimas o gratis. Por último, Suiza es un país realmente pequeño, y seguro que se os ocurren muchísimas ciudades famosas que están aquí. Con esto quiero decir, que sin necesidad de hacer largos viajes o dormir fuera de Morges, puedo visitar muchísimas ciudades interesantes, como ya hice con Évian-les-Bains o Vevey, por ejemplo.
En suma, creo que he acertado de lleno con la elección del destino del intercambio. El tipo de ciudad de Lausana, pequeña, bonita, tranquila, es el que más me va. La universidad me gusta. Hay una gran oferta cultural. Puedo practicar el francés, y aunque no tanto como esperaba porque me relaciono con muchos extranjeros que sólo hablan inglés, o tienen mejor nivel de inglés que de francés, a cambio he mejorado de forma inesperada mi nivel de inglés y de italiano. La desventaja de vivir un poco apartado del mundo creo que no es ningún problema cuando sólo voy a vivir un año, y creo que me ayudará a valorar el lujo que es pasear para ir a la universidad cuando llegue a Granada.
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