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Esta vez tengo excusa

Lo sé, la frecuencia con la que publico cosas está decreciendo considerablemente. Y como pone en el título, esta vez tengo excusa. En cualquier cosa, y no es que quiera darle un tono depresivo a este blog en absoluto, cada vez puedo contar menos cosas interesantes. Lo bueno y lo malo del Erasmus es que prácticamente todo es nuevo. Cuando estaba al principio raro porque todavía no me había habituado, quizás añoraba la sensación de la rutina, de sentir que estoy perfectamente amoldado al sitio. Y ahora que ya he entrado bien en la rutina, me acuerdo de algunas semanas del principio del curso en las que no paraba de hacer actividades chulas.

Pero por supuesto, como hace dos semanas que no escribo por aquí, he tenido tiempo de acumular anécdotas y sin más dilación, puedo vomitarlas todas tranquilamente.

El lunes 11, tuvimos la suerte en la EPFL de poder disfrutar de una charla de Alessio Figalli. Seguro que después de ver el nombre os habéis quedado igual pero el hombre es muy bueno. Se trata de un matemático italiano que trabaja en la Eidgenössische Technische Hochschule Zürich; c'est-à-dire, la Escuela Politécnica Federal de Zúrich. In other words, una cosa parecida a mi querida Escuela Politécnica Federal de Lausana, con la peculiaridad de que está en Zúrich (quién lo iba a decir por el nombre). De hecho, ambas universidades están hermanadas. Pues este hombre, en 2018, ganó la medalla Fields, seguramente el premio más prestigioso que existe en las matemáticas. En su charla, nos habló precisamente de aquello que le hizo ganar la medalla Fields, el problema del transporte óptimo, al cual ha hecho grandísimas contribuciones. Lo más notable de su charla es que no huyó de plantear enunciados matemáticos avanzados, de forma que los que estamos normalmente pringados con esas cosas, pudimos entender de forma más precisa a qué se dedica tan importante investigador. Sin embargo, la charla no fue en absoluto técnica, el discurso general de la charla fue accesible a casi todo el mundo, y sólo para profundizar en algunos aspectos, empleó un lenguaje más técnico, que en mi opinión, no afectó al tono amable que tuvo en general su presentación.

El martes de la semana pasada fue la ya cuarta edición del Cultural Café, la primera tras el rotundo éxito de España. Esta vez nos hablaron sobre Taiwan y creo que fue el Cultural Café más interesante en el que voy a estar nunca. Siendo sincero, no sabía prácticamente nada sobre su país (si es que realmente es un país) y tiene una historia detrás que es asombrosa. Puedo decir que aprendí muchísimo aquella tarde.

Para el día siguiente, el miércoles 13, tras ocho largas horas de clase en la universidad, había comprado una entrada del concierto de Lucas Debargue con la Orquesta de Cámara de Lausana. Después de un día tan duro, os juro que es difícil mantener la atención en un concierto; hice lo que pude. Este concierto lo vendían como uno de los importantes (literalmente, está incluido en la serie "Les grands concerts") y era bastante más caro que los demás, todo debido al caché de Lucas Debargue. Obviamente, tenía mucha ilusión por ir a este concierto. Se suele decir que cuando pones las expectativas muy altas, te sueles llevar un chasco muy grande. No sé si fue eso, pero la verdad es que el concierto me gustó, y punto. No me pareció memorable ni me gustó mucho más que el otro concierto de la serie "Les dominicales", que se suponía más normal y corriente. De la hora y media de música, el pianista sólo interpretó media hora correspondiente al un concierto de Mozart. Y esa parte he de admitir que fue muy buena. Antes de eso, la orquesta interpretó una obra contemporánea que me pareció curiosa, y me gustó, cosa que no me suele pasar con las obras clásicas de este siglo. Por último, la orquesta tocó la Sinfonía número 2 de Schumann. Siendo un poco políticamente incorrecto, me pareció bastante tostón. Creo que no fue una cuestión de interpretación, sino que no llegué a entender la obra. Y supongo que también hizo que fuera lo último del concierto, para cuando mi cerebro ya era un objeto inerte.

El viernes 15 hice algo que debería haber hecho hace mucho más tiempo: conocer la ciudad en la que vivo. En efecto, fui a dar una vuelta por Morges y me pareció un sitio encantador. Las vistas que tiene al lago, de las cuales pude disfrutar un adelanto el día que me bañé, son de las mejores que he visto. Me decidí a visitar Morges el viernes porque llevaba mucho tiempo lloviendo todos los días, y de repente, el viernes amaneció soleado. Después de estudiar toda la mañana y ver el sol en lo más alto a mediodía, decidí que no podía seguir encerrado y que tenía que aprovechar el sol. De hecho, lo había echado mucho de menos.

El día 16 ocurrió algo muy muy especial y es que mis padres vinieron a verme. Estuvieron desde el sábado 16 hasta el martes 19, y la verdad es que aproveché todo mi tiempo para ir a hacer cosas con ellos, así que fueron unos días muy intensos. Estuvimos viendo Lausana, cogimos un crucero por el lago, volví a ir a Évian con ellos, visitamos Ginebra, les enseñé Morges... Y, ¿veis? Resumiendo mucho porque no quiero soltar aquí una parrafada, sólo he contado la primera de las dos semanas que llevo sin escribir. Bueno, a lo que iba, me gustó enseñarles los sitios que había ido descubriendo durante mi estancia aquí y a la vez me alegró poder descubrir otros nuevos con ellos.

Después de esos días en los que prácticamente no estudié nada (fui a algunas clases de la universidad y gracias), a partir del miércoles me ha tocado remangarme y empezar a ponerme en serio para preparar mi primer examen. Será el próximo miércoles y la verdad es que quiero empezar con buen  pie. Así que, teniendo en cuenta este pequeño reto, ya os podéis imaginar lo que puedo decir de este fin de semana. Nada interesante, salvo estudio. Creo que lo más emocionante que he hecho ha sido ir a comprar al Aldi andando. No os riáis, a lo tonto he estado andando casi una hora y media entre la ida y la vuelta.

El examen del miércoles será mi último parcial, así que hasta enero no vuelven a ponerme a prueba. Por eso, el próximo fin de semana creo que aprovecharé  y cogeré una oferta de transporte que termina este mes. Se llama "Sortez" y, teniendo algún tipo de abono de transporte te permite conseguir una tarjeta diaria para viajar por todo el cantón de Vaud, que es grandecillo, por tan sólo 5 francos suizos. Creo que tengo que aprovechar la oferta y que me vendrá bien tomarme un día un poco loco y ver muchos sitios.

El sábado tengo planeado ir a escuchar un ensayo de la Orquesta Universitaria de Lausana, porque están preparando un concierto (al que sí o sí tengo que ir). Tocarán el día 4 de diciembre y el programa parece hecho para mí. En primer lugar la Sexta de Tchaikovsky, la Patética. Creo que no es mi sinfonía favorita, pero seguramente sí sea la segunda. Además, tuve el enorme placer de tocarla el año pasada en Granada con la Orquesta de la Universidad de Granada; con lo que la conozco bastante bien y seguro que escucharla me trae buenos recuerdos. La otra obra que hay en el programa es el concierto para cello de Elgar. Es una preciosidad de concierto, que también me trae recuerdos por otro lado. Sigo diciendo que no es mi concierto para violoncello favorito, pero seguramente sí pueda ser el segundo.

Como lo menciono en casi todas las entradas, os estaréis preguntando si esta vez no voy al Cultural Café. La verdad es que esta vez es sobre Australia y me encantaría ir, pero es el martes, y recordad que el miércoles tengo un examen, así que tengo que pensar un poco. No me gustaría terminar muy tarde la noche anterior. Además, Lara me ha dicho que tiene su audición en el conservatorio el mismo día, y si finalmente tengo tiempo por la tarde, creo que iré a ser su fan número uno. En serio, después de tanto tiempo, nunca la he escuchado en directo y me hace ilusión, así que intentaré hacer un hueco en mi horario.

Ah, y sí. No se me olvida el pequeño reportaje fotográfico de cada entrada. Esta vez creo que me a ser difícil elegir, tengo una cantidad ingente de ellas. Espero que las que he escogido os gusten, y si os parecen feas, pues será que he elegido mal, pero en ningún caso soy mal fotógrafo, ¿vale? Ah, y para terminar, no he dicho cuál es la excusa. Si no lo habíais pillado, el fin de semana pasado estuve prácticamente pegado a mis padres todo el rato y no iba a ponerme a escribir de madrugada en el blog. Os quiero, pero no tanto. Y una última cosa, ahora que estoy revisando lo que he escrito, me parece increíble que lleve dos semanas sin publicar nada y la entrada que rompe la sequía hable en un 80 % de música. O estoy obsesionado, o no hago otra cosa aparte de estudiar y música.

Parc de l'Indépendance, un precioso parque de Morges situado a las mismas orillas del lago Léman

Una escultura al lado del lago Léman en Morges

Catedral de Saint-Pierre, curioso edificio de estilo en general gótico pero fachada neoclásica. En la foto, Capilla de los Macabeos

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