Creo que esta ha sido una de las semanas más intensas que voy a tener durante este Erasmus, y no exagero cuando lo digo. Casi todos los días he hecho algo interesante (por lo menos más interesante que estudiar), así que voy por orden. Si esperáis que os cuente que he estado en cinco fiestas y tengo una resaca del copón, no es eso exactamente.
El lunes vino a la EPFL el profesor Hiroshi Amano, que hace unos años ganó el premio Nobel de Física por la invención del LED azul. Dio una charla en un auditorio de la universidad a mediodía, y por la tarde, hizo una actividad con los estudiantes de física, en la que podíamos hacerle preguntas. Aparte de que fue una charla interesante por todo lo que nos contó sobre sus investigaciones y lo importante que fueron sus descubrimientos, demostró ser una muy buena persona. Es un científico ciertamente comprometido con la sociedad que quiere que los avances en ciencia sirvan para que el mundo sea un sitio un poco mejor, y enfoca muchos de sus esfuerzos en problemas como el calentamiento global. Por otro lado, por lo que pude ver en su exposición y en las respuestas a las preguntas que le hicieron, es una persona humilde y sencilla. Creo que para los futuros científicos es muy importante contar con referentes como él.
El martes tuvo lugar la segunda edición del Cultural Café. Esta vez el país elegido fue Gran Bretaña y fue interesante conocer unos cuantos datos curiosos sobre el país, además fue una exposición corta y divertida. Después del Cultural Café, había otra actividad llamada Speed Friending, en la que todos los asistentes nos sentamos, aproximadamente de seis en seis, en unas mesas para empezar a hablar y conocernos. Cada cinco o diez minutos nos hacían cambiarnos de mesa y así, poco a poco, terminé hablando con casi todos los allí presentes. Conocí a César, amigo de Edu, quien es a su vez uno de mis mejores amigos en Granada. Fue una casualidad tremenda, pues nos habíamos visto en Granada alguna vez pero yo no lo recordaba, y él sí que me reconoció. Así que al principio yo no entendía nada de lo que estaba ocurriendo cuando un chico empezó a flipar conmigo. También conocí a un chico italiano, Tony, con el que he quedado alguna vez más esta semana.
El miércoles fue quizás un día muy de los rutinarios: ocho horas de clase en la universidad y poco más aparte de eso (como si me pudieran quedar energías para más). El jueves no tuve que ir a la universidad a cambio pero tampoco hice nada fuera de lo ordinario. El viernes eché casi todo el día en Ginebra. Quería intentar ir a pedir el voto al consulado y ya que iba, visitar la ciudad. La jugada me salió perfecta pues, sin mucha dificultad conseguí arreglar todas las gestiones para poder votar y pude dar una vuelta por Ginebra que, también he de decirlo, no me pareció suficiente, así que me gustaría ir algún día más para ver más cosas. El viernes por la noche, cansado de todo el día en Ginebra, organizamos una fiesta en la residencia (aquí es donde vi a Tony por segunda vez). No me pareció una cosa tan loca como la de hace dos semanas pero conocí a gente nueva y estuve más de conversación que de baile, lo cual no me importa en absoluto.
El sábado se planteaba como el día de estudiar porque tenía planes para el domingo. Sin embargo, no me levanté muy temprano, ya que había estado de fiesta el día anterior y no pude estudiar mucho por la mañana. "No importa, tengo toda la tarde" . Hasta que después de comer se empezó a gestar la idea de jugar al fútbol y, ¿cómo iba a decir que no? Pues claro que dije que sí. Y encima estaba lloviendo a ratos, pero mis ganas de jugar al fútbol eran inmensas.
Hoy domingo había un concierto de la Orchestre de Chambre de Lausanne junto con un trompetista solista en la salle Méthropole. La verdad es que desde que conocí la existencia de esta orquesta y escuché algunas grabaciones, tenía muchas ganas de verlos en directo. También era mi primera vez en la sala. El concierto me gustó mucho y el programa estaba bien pero tampoco me pareció perfecto. La acústica de la sala no era como imaginaba, el balance de sonidos no estaba del todo depurado y hay algunas cosas de la trompeta que, en general, no me gustan; y no sé sin problemas inherentes a la trompeta o es que todos los trompetistas son iguales. De todas formas, me sigue pareciendo una orquesta magnífica y cuando tocaron sin el solista la sinfonía número 38 de Mozart, fue la mejor parte del concierto, donde demostraron lo buenos que son.
Había estado toda la semana hablando con un chico de mi residencia, Mervan, que estaba interesado en ir pero no estaba seguro de poder. Le pedí que me dijera algo cuando lo supiera, y no me dijo nada, tenía toda la pinta de que no iba a ir al concierto. Quedé con Lara y fui con ella a la sala, y cuando estábamos esperando el comienzo del concierto, lo vi aparecer. O sea, podía haber ido con él a Lausana en vez de estar todo el trayecto en el tren solísimo, y habernos sentado juntos...
De todas formas, ya nos vimos bien después del concierto, él conoció a Lara y yo a dos amigas suyas alemanas como él (de hecho de la misma ciudad, por eso se conocían), cuyo nombre no recuerdo (como es típico en mí). Yo tenía pensado directamente coger el tren con Mervan para volver a Morges porque ya iba siendo la hora de comer, pero empezamos a hablar en la puerta de la sala, y de repente una chica propuso ir a tomar a un café. Como se me da tan bien decir que no (en realidad me apetecía mucho, para qué engañarme), acabamos yendo los cinco a una cafetería, seguimos charlando y me lo pasé muy bien con ellos. Además, parece que todos estamos muy interesados en los conciertos, así que seguramente ya tengo un grupito con el que ir a ellos. Hay un concierto muy interesante en noviembre para el que Lara y yo ya tenemos entrada, y en apenas un minuto convencimos a los otros tres para que vinieran también. Cuando el hambre ya iba apretando, nos fuimos y la verdad es que fue una alegría poder volver con Mervan, porque de verdad que ir montado en el tren mirando a la nada me amarga un poco; prefiero mil veces ir hablando con alguien, y él es una persona muy simpática.
Como es costumbre, voy a poner las fotos de la semana. Revisando mi galería, me he encontrado una escasez muy significativa, así que tampoco tengo mucho donde elegir. Literalmente, las dos son de Ginebra. Una es acercándome al jet d'eau, me estaba empapando para estar más cerca e hice la foto como pude. La otra es una foto en el Museo de Historia Natural, en el que hay pingüinos deslizándose sobre su tripa, lo cual es una maravilla de la naturaleza. Para que no sea todo de Ginebra, tengo también una foto de ayer con las vistas desde mi habitación. Era un día nublado, pero en un momento las nubes se enredaron alrededor de la montaña de una forma muy estética.
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